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Burdeos: 4 o 5 días para descubrir una ciudad fascinante que no deja indiferente

Cuando compré el vuelo, aprovechando una oferta, no sabía qué esperar. Había escuchado poco o nada de qué hacer en Burdeos. Y en los 5 días que estuve me encontré una ciudad con un gran pasado, pero muy jovial; de edificios en piedra recia pero acogedora; vibrante pero placentera. Una maravillosa sorpresa.
autor Viajando Con Héctor
tiempo de lectura 7 min
Actualizado: 26 jun 2022Publicado: 16 jun 2022

En el sureste de Francia, a las orillas del Río Garona, está Burdeos (Bordeaux en francés). Una ciudad que, como su vino, te permite saborearla poco a poco o tomártela de un trago sin que siente mal. Cinco días que me han hecho conocer una Francia que no esperaba.

Puntos clave para nuestro experto:

Nº de días perfectos: 4-5 te permiten tener una gran visión de la ciudad.

Dinero: Lo más baratos serían unos 200 euros: 25 € por noche de alojamiento, más vuelos, más comidas y tomar algo. Pero eso comprando en supermercados y cocinando en el hostel. Porque la comida es más cara que en España y salir a tomarte unas cervezas puede llegar a ser sangrante.

Zonas peligrosas: en general no me sentí inseguro en ningún punto, aunque el ambiente sí puede ser algo extraño en los alrededores de la calle que va desde Place de la Victoire a la Gare Saint Jean.

¿Dónde alojarse en Burdeos?

Es, junto con los vuelos, lo único que preparé antes del viaje.

Nos quedamos en un hostel llamado Auberge de Jeunesse, entre la Place de la Victoire y la Gare St. Jean. Una cama en una habitación de cuatro personas, a 23,5€ la noche. Y con desayuno incluido, aunque no era gran cosa.

A lo largo y ancho de la ciudad hay varios alojamientos del estilo, pero este es el más barato que encontramos.

La llegada

Desde el aeropuerto sale cada pocos minutos un bus de línea (1) que te deja en el centro en aproximadamente una hora. Se hace pesado, pero vale 1,70€ y se recorre todo el centro, por lo que deja casi siempre muy cerca de alojamientos.

¿Qué hacer por Burdeos?

Sobre todo, disfrutar. Pasear, empaparse de la multiculturalidad, de los edificios todos en consonancia unos con otros, de los rincones inesperados.

Tiene grandes monumentos, como la catedral de Saint André, la iglesia de Saint Michel y la Plaza de la Bolsa. Son por supuesto paradas obligatorias y muy bonitas, pero realmente no son algo que no pudiera llegar a tener cualquier otra ciudad europea antigua.

Estos monumentos, que no hay que dejar de verlos, serán los puntos de parada mientras se camina por la ciudad.

Lo único que tal vez eche para atrás es la limpieza de las calles, algo más descuidadas que en España, pero sin llegar a resultar desagradable.

Un recorrido fácil e interesante por Burdeos

En un día, con una buena pateada y no saliendo muy tarde, se puede ver toda la ciudad.

Un posible recorrido, empezando desde la zona del Auberge de Jeunesse, sería caminar hasta el río pasando por el mercado de los Capuchinos, donde puedes comprar comida de prácticamente todo el mundo, y la Iglesia de la Santa Cruz.

Luego adentrarse otra vez en la ciudad por la Puerta de la Moneda, una de las varias puertas de la antigua muralla que aún quedan en pie.

Cerca queda ya la impresionante Basílica de Saint Michel. En la plaza de la basílica hay una estupenda tetería color azul oscuro donde pedir un té con hierbabuena.

Siguiendo el curso del río, llegamos a la Puerta de Borgoña, con el puente de piedra, la Puerta de Cailhau, la iglesia de Saint Pierre, la Plaza del Parlamento y la Plaza de la Bolsa, con el espejo de agua enfrente.

Si sigues con ganas de caminar y no quieres aún emprender el camino de vuelta, puedes seguir hasta la explanada de Quinconces y, desde el monumento a los Girondins, subir hasta el Jardin Public. Allí podrás echarte una siesta o relajarte porque es un parque bien cuidado y verde.

Al lado está el Palais Gallien, las ruinas del antiguo anfiteatro romano. Son una de las pocas ruinas romanas que quedan en la actualidad en la ciudad.

Desde allí, darse otro paseo al centro y acercarse por la zona del Gran Teatro y la iglesia de Nôtre-Dame.

Bajando por la calle Sainte Catherine y desviándote luego a la derecha, llegas a la plaza de Pey Berland. Allí está la catedral de Saint André, con un órgano que me dejó boquiabierto, y el ayuntamiento.

La visita circular se terminaría con la Place de la Victoire y la Puerta de Aquitania.

Es el lugar perfecto para descansar y tomarse una cerveza (o las que se quieran). Hay Happy Hour, con precios reducidos, entre las 5 y 7 de la tarde. Y en el Grizzly Pub ponen mojitos bien buenos por 5€. Hay buen ambiente hasta las 2 de la noche.

Con este recorrido se verían los monumentos principales de la ciudad. Pero lo realmente apasionante es levantar la mirada del suelo y maravillarse con la atmósfera de Burdeos.

¿Dónde comer?

Si no tienes remilgos, en cualquier lado. La ciudad, sobre todo cerca de la Place de la Victoire, está llena de sitios de comida rápida. En la Rue Sainte Catherine también.

Como dato, allí los kebabs no son como en España. A lo más parecido al durum lo llaman “taco” y le meten dentro patatas fritas y salsas diferentes a tu elección.

Para comida más “francesa” – y también más cara -, puedes ir por la zona de la Puerta de Borgoña, la Puerta de Cailhau y alrededores. En general, no tendrás problemas para encontrar sitios donde comer en cualquier punto del centro.

¿Por dónde salir en Burdeos?

La zona mejor para salir es la Place de la Victoire. Es una zona universitaria y hay sitios abiertos hasta las 2. La gente es muy cordial, con muchos hispanohablantes y, los que no, se hacían entender.

Si se quieren discotecas abiertas hasta más tarde, hay que ir a las cercanías de la Cité du Vin.

¿Cómo moverse?

Hay buses y algunas líneas de tranvía que se recorren la ciudad. Pero no es una ciudad demasiado grande y las distancias caminando son salvables.

Se pueden también alquilar bicis por precios muy baratos (1,7€ para todo el día, con usos ilimitados, pero sin poder utilizarse durante más de media hora seguida). La ciudad está muy bien adaptada para las bicis y es un medio de transporte muy normal.

Otros planes obligados:

  • Visitar la Dune du Pilat

Desde la Gare Saint Jean, cogiendo un tren a Arcachon por unos 9€ trayecto, se puede llegar a uno de los espacios naturales más impresionantes que he visto en Europa.

Se trata de la Dune du Pilat, una gigantesca área de dunas y bancos de arena que separan el Océano Atlántico de un bosque en apariencia infinito.

Una vez llega el tren a Arcachon, se puede coger un bus de línea que lleva hasta la duna.

Pero hay una manera más divertida de ir: en bici. En Arcachon hay varios lugares para alquilar a precios económicos.

Por 10€ tienes 4 horas de bici, suficiente para ir, disfrutar relajadamente el maravilloso paisaje y volver. El camino también es muy apacible y con carril bici en la práctica totalidad.

  • Ver atardecer en la Rive Droite con un vino y algo para maridar.

Cruzando el puente de piedra se llega a La Bastide, el barrio al otro lado del río Garona.

Es un barrio más tranquilo, con un paseo muy agradable, y desde donde se pueden contemplar en conjunto las fachadas del Port de la Lune, el nombre dado a la ciudad portuaria de Burdeos.

Caminando cerca de la orilla encontramos varias terrazas donde sentarse de cara al río. Tomamos asiento en Les Chantiers de la Garonne.

Fui con un amigo, pero ambos acordamos que existen pocos planes más románticos que ver el atardecer allí. Una terraza en la arena, música suave de fondo, una botella de vino de Burdeos y una tabla de quesos franceses, mientras el sol anaranjado caía al otro lado de la ciudad y hacía centellear las aguas del Garona.

Otros planes si da tiempo:

  • El museo de Aquitania

Tiene una amplia exposición de toda la historia de la región, desde los restos paleolíticos hasta la época de la Revolución Francesa y la Declaración de los Derechos Humanos. Por mi parte, destaco los numerosos mapas de la época de comercio con las colonias americanas y la parte dedicada a la infausta historia del esclavismo.

  • La cité du vin

Un museo con experiencias dedicado al vino de Burdeos. No tuvimos ocasión de visitarlo, pero todas las referencias nos hablaron muy bien de él.

Habría mucho más que añadir. Me dio la sensación de que podría vivir años allí y nunca me cansaría. Pero estando de viaje, con 4-5 días está muy bien. Burdeos es fascinante y no deja indiferente a nadie.

Como dijo Víctor Hugo cuando visitó la ciudad: Tome Versalles, añada Amberes y tendrá Burdeos.

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