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Ejercicio y envejecimiento: efectos del ejercicio en el envejecimiento

autor Cristian G
tiempo de lectura 2 min
Publicado: 4 feb 2018

Mientras permanecemos sentados los músculos no se contraen, el flujo sanguíneo disminuye y como consecuencia todos los procesos biológicos son menos eficaces, incluyendo la utilización de glucosa.

La actividad en general, aunque no sea ejercicio, previene esa ralentización corporal general que en el envejecimiento es aun más acusada.

Una vida activa en general -sin que sea necesario sesiones regulares o intensas de ejercicio- está ligada a una mejor salud cardíaca y una mayor longevidad.

O dicho de otra forma, el sedentarismo, estar sentado contínuamente puede resultar activamente dañino.

Esto es lo que se sugiere en un reciente estudio realizado en unas 4 mil personas mayores de 60 años, de las que se estudió sus hábitos de salud durante 12 años.

Prolongar el envejecimiento evitando el sedentarismo

El proceso de envejecimiento nos hace menos fuertes, ágiles y rápidos, por lo que muchos tipos de ejercicio físico no suelen ser una opción para los mayores.

Pero en cualquier caso, cuando se practica ejercicio, éste normalmente sólo ocupa una pequeña fracción del día, lo que deja el resto del día para seguir activo… o pasarse el día sentado.

Tareas sencillas como reparaciones caseras, jardinería, el mantenimiento de coche, pasear por la playa o la pesca son suficientes para mantener el cuerpo activo y evitar el sedentarismo.

El estudio también encontró que los ancianos que practicaban ejercicio poseían una menor circunferencia de cintura y mejores niveles de colesterol, independientemente del tipo o intensidad del ejercicio que realizaran.

Además, los que indicaron realizar ejercicio diario intenso, tenían menor probabilidad de sufrir eventos relacionados con el corazón y menos probabilidad de muerte que los que eran menos activos.

Es importante no sólo hacer ejercicio. También lo es permanecer el resto del día lo más activo posible o lo menos sedentario posible.

Lo ideal sería practicar actividades o ejercicio de varios tipos o de varias intensidades. Lo positivo es que los ancianos suelen disponer de tiempo, por lo que a veces pasear simplemente es suficiente para mantenerse activo.

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