Pásalo utiliza cookies propias y de terceros para analizar tráfico y para publicidad. Si sigues navegando aceptas nuestra Política de Privacidad.

Escuchar música en la cama ayuda tan poco a dormir como “tener lombrices”

Un estudio realizado en la Universidad de Baylor rompe uno de los mitos más afianzados en el mundo: la fuerza de la música para relajarnos y ayudarnos a dormir. La investigación asegura que la fórmula puede ser perjudicial y dificultar la calidad el sueño.
autor Enzo Argüelles
tiempo de lectura 4 min
Publicado: 5 jul 2021

Casi a cualquier persona a la que le preguntemos nos dirá que escuchar música cerca de la hora de acostarse le relaja y le prepara para poder conciliar el sueño. Pero ¿es eso cierto?

La pregunta se le presentó con fuerza al investigador del sueño Michael Scullin, profesor de psicología y neurociencia en la Universidad de Baylor.

Scullin se despertó una noche con una canción fija en su cabeza y se preguntó si eso podía afectar a los patrones del sueño.

Fue el motor inicial de este estudio publicado en la revista Psychological Science, en el que se investiga la relación entre escuchar música y dormir.

Un estudio sorprendente

La investigación es bastante novedosa en tanto en cuanto se centra en lo que se conoce como “earworms” que se puede traducir por “gusanos” y que se refiere a ideas fijas en el cerebro. Imágenes musicales involuntarias. Es decir, cuando una canción o melodía se repite una y otra vez en nuestra cabeza sin que sepamos porqué.

Cualquiera de nosotros recordará las muchas veces que eso le habrá ocurrido mientras estaba despierto. Pero también ocurre cuando estamos dormidos. Porque “nuestros cerebros continúan procesando la música incluso cuando ya no se está reproduciendo”.

– “Todo el mundo sabe que escuchar música sienta bien. Los adolescentes y los adultos jóvenes escuchan música de forma rutinaria también cerca de la hora de acostarse. Pero a veces eso puede no tener demasiados efectos buenos”.

Gusanos, lombrices… más que un juego de palabras

– “Cuanto más escuche música cerca de la hora de acostarse, más probabilidades tendrá de coger una fijación (“gusano” lo llama Scullin) que no se va a ir cuando ya esté acostado. Y eso afecta al sueño”.

El investigador principal de este estudio compara los efectos de escuchar música antes de acostarse, o ya en la cama, con las lombrices intestinales. Y no lo hace porque tenga parecido en los síntomas sino en las palabras.

La palabra “earworms” significa “a song that you keep hearing in your head“, es decir “una canción que sigues escuchando en tu cabeza”. Y también utiliza como sinónimo en la investigación a las lombrices intestinales, que en inglés también se dice muy parecido: “earthworms”.

De ahí que utilice la metáfora para afirmar que quienes padecen earworms tienen seis veces más probabilidades de tener una mala calidad del sueño.

Sorprendentemente, el estudio descubrió que es más probable que cierta música instrumental produzca esas fijaciones (gusanos) e interrumpa la calidad del sueño, que la música lírica.

Así se hizo el estudio: encuesta y experimento

El estudio consistió en una encuesta sobre la calidad del sueño, los hábitos de escucha de música y la frecuencia con la que experimentaron una fijación en la mente al intentar conciliar el sueño.

Era una encuesta que se respondía al despertarse en medio de la noche o inmediatamente al despertar por la mañana.

Además, en el estudio sumaban a la encuesta un experimento.

Varios de los participantes fueron llevados al Laboratorio de Cognición y Neurociencia del Sueño, en Baylor, y allí el equipo de investigación intentó inducir canciones para determinar cómo afectaban la calidad del sueño.

Se utilizó polisomnografía y se registraron las ondas cerebrales, la frecuencia cardíaca y la respiración de los participantes mientras dormían.

Los marcadores lo demuestran

Antes de dormir les pusieron tres canciones populares y pegadizas:

‘Shake It Off’ de Taylor Swift,

‘Call Me Maybe’ de Carly Rae Jepsen

‘Don’t Stop Believin’ de Journey..

Luego asignaron aleatoriamente a los participantes para que escucharan las versiones originales de esas canciones o las versiones instrumentales de las mismas.

A continuación, los participantes respondieron si habían experimentado una fijación auditiva y cuándo lo hicieron. Lo que permitía analizar si eso afectó su fisiología del sueño nocturno. Y si tenía más dificultad para conciliar el sueño, más despertares nocturnos y pasaba más tiempo en las etapas más ligeras del sueño.

Las lecturas de los registros de actividad eléctrica en el cerebro se analizaron cuantitativamente y los resultados fueron en algunos casos sorprendentes.

– “Pensamos que las personas podrían tener un gusano a la hora de acostarse, pero no estábamos seguros de que las personas se pudiesen despertar regularmente con una lombriz, tal y como se comprobó tanto en la encuesta como en el estudio experimental”.

Resultados sorprendentes

Casi todo el mundo pensaba que la música mejoraba su sueño, pero en este estudio “descubrimos que aquellos que escuchaban más música cerca de la hora de acostarse, dormían peor”, dijo Scullin.

Y lo que fue realmente sorprendente fue que la música instrumental conducía a una peor calidad del sueño y producía aproximadamente el doble de gusanos auditivos.

Estos resultados son contrarios a la idea de que la música puede funcionar como una especie de hipnótico que nos puede ayudar a dormir.

Y por mucho que existan múltiples organizaciones de salud que recomiendan escuchar música tranquila antes de acostarse, el estudio de Sculli lo desaconseja.

Y lo hace, según la investigación, tras haber comprobado que el cerebro dormido continúa procesando música durante varias horas, incluso después de que la música se detiene.

– “Si escuchas música mientras estás en la cama, es posible desencadenar un gusano incluso cuando ya no estás escuchando la música o estás tratando de quedarte dormido”.

Escribir tareas en vez de escuchar música

Mejor que música, televisión o videojuegos, Scullin recomienda evitar los earworms concentrándose en una tarea, problema o actividad que nos ayude a distraer al cerebro.

Por ejemplo, dedicar de 5 a 10 minutos a escribir tus pensamientos en una lista de tareas pendientes para “descargar” esos pensamientos preocupantes sobre el futuro.

Noticias | Salud | Religión | Viajando con Héctor | Curiosidades | Deportes
Política de Privacidad