¿Los perros ya nacen preparados para comunicarse con las personas?
Nos pasamos la vida buceando en la estrecha relación que a lo largo de la historia hemos desarrollado los perros y los humanos, incluso desde que somos pequeñitos. Una relación que cada vez es más estrecha y tras la que muchas personas creen que su perro es su amigo o incluso su familia.
Y es que la capacidad de entenderse entre humanos y caninos es tan llamativa que un equipo de investigadores ha puesto en marcha un ambicioso estudio, en el que se realizaron pruebas con 375 cachorros, para intentar dar respuesta a la siguiente pregunta:
¿Los perros tienen la habilidad de reconocer las indicaciones de los humanos de forma innata o logran desarrollarla con el tiempo?
No hace falta haber tenido un perro para conocer la gran capacidad que tienen desde bien pequeños para interactuar con gestos humanos sutiles, como seguir señales con las manos o reconocer inmediatamente cuando alguien les está hablando.
Sin embargo, los científicos continúan discutiendo y analizando si los perros nacieron realmente con estas habilidades, y por lo tanto son innatas, o si lo que ocurre es que las van aprendiendo con el tiempo por ensayo y error.
Y este nuevo estudio al que hacemos referencia y que acaba de ser publicado en la revista Current Biology, encontró que la genética juega un papel decisivo en las habilidades interactivas que tienen los perros con las personas, y algunos de ellos comienzan esta relación en una etapa más avanzada que otros.
Emily Bray, investigadora de la Universidad de Arizona y autora principal del artículo, explicó que una de las pruebas clave que utilizan los científicos es analizar cómo comprenden los animales los típicos y sencillos gestos humanos de señalar con el dedo.
Comparado con otros animales que podrían estar considerados como más inteligentes y cercanos a los humanos, los cierto es que estudios anteriores han demostrado que los perros los entienden esos gestos mucho mejor que los chimpancés, por mucho que estos sean nuestros parientes más cercanos en el reino animal.
La explicación que habíamos encontrado hasta ahora en diversos estudios hacía referencia a que estos rasgos habrían surgido como resultado de la domesticación, mientras que otros investigadores sostenían que, dado que los perros viven en estrecho contacto con los humanos, “tienen un lugar en primera fila para todas nuestras interacciones”, dijo Bray.
Observación de la conducta de los cachorros
Pero hacía falta algo más que meras deducciones y, para responder a la pregunta, Bray y sus colegas decidieron centrarse en enfocar la observación en los cachorros, que han estado mucho menos expuestos a las personas.
De esa decisión surgió que los investigadores se asociaran con Canine Companions, una organización de perros de servicio que les proporcionó 375 ejemplares de labrador y golden retriever.
En una de las pruebas realizadas, un cachorro debía identificar si un vaso boca abajo escondía un premio para él o no.
Bray llamaba a los cachorros, y mientras hacía contacto visual con ellos les señalaba con el dedo el vaso que ocultaba la golosina.
Los cachorros eligieron el vaso correcto el 67% de las veces, muy por encima del 50% esperado.
En otro experimento, Bray colocaba una pequeña caja al lado del recipiente con la golosina, y los cachorros lograron comprender la pista nada menos que en el 72% de las veces.
Sin embargo, el rendimiento de los cachorros no aumentó significativamente al repetir más veces los experimentos, y de ahí dedujeron los investigadores que las habilidades que estaban demostrado eran más innatas que aprendidas.
Para excluir la posibilidad de que los cachorros se estuvieran dejando llevar por su sentido del olfato, el equipo realizó un experimento en el que Bray permanecía inmóvil y se dejaba a los cachorros buscar por sí mismos. En esta prueba, solo tuvieron éxito la mitad de las veces, lo que sería la expresión perfecta del porcentaje que maneja el azar.
Finalmente, Bray dijo que los hallazgos ayudaron a arrojar luz sobre el pasado de los perros, ya que fueron domesticados hace miles de años.
Sin embargo, aún no está claro si nuestros antepasados criaron perros por sus habilidades específicas, o si simplemente criaron perros que eran amigables y estos individuos estaban más inclinados a seguir nuestro ejemplo.