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Hamburgo y Bremen para mochileros: dos días en cada ciudad por unos cien euros

En la parte norte de Alemania hay dos ciudades que viven aparte del resto del país. Se trata de Hamburgo y Bremen, dos ciudades muy conocidas que, dadas sus peculiaridades, son las únicas ciudades-estado del país junto a Berlín.
autor Viajando Con Héctor
tiempo de lectura 6 min
Actualizado: 23 ago 2021Publicado: 12 ago 2021

A pesar de su cercanía son ciudades completamente diferentes, pero las dos altamente recomendables para ir a hacer una visita, también de mochilero.

Hamburgo

Está a poco más de 3 horas en bus desde Berlín. A pesar ser una ciudad sin costa, el mar no está lejos y la baña el río Elba, lo que permite que la ciudad tenga uno de los puertos más grandes del mundo.

Hamburgo, como muchas otras ciudades alemanas, quedó devastada tras la guerra mundial, pero ha logrado renacer y en la actualidad es la segunda ciudad más grande del país y la séptima de la Unión Europea.

Está colmada de parques gigantes y tranquilos, calles anchas, y lugares de ocio que podrían competir con Ámsterdam.

Leyendo estas palabras, especialmente las últimas, podéis imaginar que en Hamburgo lo podemos pasar muy bien.

Vuelos baratos desde España

Llegar a Hamburgo es muy fácil. Hay vuelos directos desde varias ciudades de España con aerolíneas lowcost. Desde Berlín, como fue mi caso, hay autobuses muy baratos que por solo 5€ te dejan en la estación central.

Muy cerca de la estación estaba mi hostel. También barato para Alemania (unos 15€) y cómodo: buenas camas, taquillas, baños limpios y bar decente.

En ese mismo bar, al escuchar al camarero hablar en español con un cliente, empezó una amistad que aún hoy dura. Viajar a veces te da otros regalos adicionales.

Lo que hay que ver

En cuanto a turismo, Hamburgo tiene cosas que ver, pero tampoco es una joya.

– Tiene muchísimo encanto el centro, con galerías comerciales y canales que recuerdan a Ámsterdam. El edificio y la plaza del ayuntamiento son muy bonitos.

– La zona del puerto, más industrial, también merece un paseo al borde de los canales. Además, allí está el edificio de la filarmónica, que desde luego hay que ver.

Para esto último está la opción de verlo en barco por el río. El ferry 72 se coge en la parada de Landungsbrücken Brücke 1 y hace un recorrido de ida y vuelta a la parada de Elbphilarmonie. Todo con un ticket de transporte público normal (poco más de 1€, si llegaba). Un viaje corto, pero de belleza admirable.

Edificios históricos quedan pocos. Un ejemplo de la destrucción causada por la guerra es la Iglesia de San Nicolás. Lo único que queda de ella en pie es el campanario, al que se puede subir.

Si te sobra tiempo con luz, también es recomendable dar un paseo (largo) alrededor del lago artificial Aussenalster o coger el ferry 62, que hace el descenso del río Elba con unas vistas preciosas.

Qué se puede hacer de noche en Hamburgo

Cerca de la estación, en el barrio de Sankt Georg, hay algunos bares y ambiente, aunque a altas horas la zona no transmite demasiada seguridad.

Pero preguntes a quien preguntes, si quieres salir de fiesta en Hamburgo todos te dirán un barrio: Sankt Pauli.

Es la zona de la ciudad que vio “nacer· a los Beatles, fue el centro de protestas y movimientos sociales en los 80 y en la actualidad es uno de los mayores barrios rojos de Europa.

La calle principal es Reeperbahn, donde hay muchos locales. Pero al norte y sur de ella encontramos una miríada de sitios donde tomar una copa, bailar y conocer gente.

Al ser una ciudad también muy universitaria, hay mucho más ambiente a lo largo del año que en verano.

En Sankt Pauli está también la calle Herbertstrasse, con “escaparates” de prostitutas desde hace más de un siglo.

En la orilla del río, haciendo de paseo fluvial, está la calle Haferstrasse, con el restaurante StrandPauli. Si no nos importa estirar un poco el bolsillo, disfrutaremos de una comida increíble en una terraza de película.

Por último, añadir que nunca me pasó nada por la noche en Alemania, pero no me llegué a sentir del todo cómodo. Las calles por lo general son muy oscuras.

En esta ciudad para regresar al hostel por la noche lo hice en metro, aunque esta opción solo está los fines de semana. El resto de días cierra a la 1:00 y abre a las 4:30.

Bremen

Al terminar mi estancia en Hamburgo fui a la ciudad vecina de Bremen. En autobús es un viaje muy corto y barato.

Por aquel entonces (y aun hoy) elijo el alojamiento durante el mismo viaje, a veces incluso el día de antes. Tal vez por eso en Hostelworld, la aplicación de reserva de alojamiento que utilizo, encontré muy pocos hostels en Bremen.

También podría ser porque elegía lo más barato, obviando todo lo que superara los 20€/noche.

En cualquier caso, me dio la sensación de que en Bremen andaban cortos de hostels y que no era una ciudad muy mochilero friendly.

Mi hostel estaba cerca de la estación. Era sobrio, con una recepción y sala de estar tan amplia como insulsa.

Los otros huéspedes no eran turistas ni viajeros parecidos a mí. Yo me quedé en una habitación donde dormían obreros serbios con los que apenas pude comunicarme. Para más inri, en esa zona no había apenas lugares donde tomar algo. Es más, parecía incluso peligrosa de noche.

Pero me consta que en la ciudad hay otros hostel mejores. Simplemente, me equivoqué de zona. Cuando regrese a la ciudad me quedaré por la zona de la calle Ostertorsteinweg con Am Dobben. Hay allí algún hostel con buenas críticas de viajeros solitarios.

También es la zona de salir de Bremen, lo que incrementa las posibilidades de conocer a personas con quien pasar el rato.

Lo que hay que ver

Quitando experiencias personales, Bremen es una ciudad preciosa. El casco cuenta con un Patrimonio de la Humanidad, el Ayuntamiento y la Estatua de Rolando, situados en la plaza del Mercado.

Justo en un lateral del Ayuntamiento está la famosa estatua de los músicos de Bremen.

Y, por supuesto, allí también está la imponente catedral. Si te atreves a subir los casi 100 metros de altura de su campanario, disfrutarás de una vista de la ciudad única.

La plaza está a su vez rodeada por bares y cafeterías donde tomarse una cerveza mientras se contempla la belleza de la ciudad es un placer.

El otro encanto del casco de Bremen es el barrio de Schoor, junto al río Weser. Caminar por sus callecillas es como sumergirse en un pequeño cuento de hadas.

Para acabar esta parte de la ciudad está el paseo del río. Al atardecer hay un ambiente muy jovial y puedes relajarte y disfrutar la atmósfera sentándote en los grandes escalones que miran al agua.

Alrededor del casco también encontramos un parque donde anteriormente se situaba la muralla de la ciudad. Y si queremos tener otra vista privilegiada (y gratis) del centro de Bremen, podemos subir a la Bamberger Haus, en la parada de tranvía de Bremen Radio.

El colofón de este viaje a esta ciudad hanseática sería la fábrica de cerveza Beck’s.

Ya por el río se siente un olor dulzón impregnando el ambiente, que se intensifica conforme te acercas a la cervecería. Está situada justo en la otra orilla del río y se necesita reserva previa para la visita.

Basado en mi experiencia y la de otros viajeros con los que he hablado sobre estas ciudades, queda poco por decir. Por supuesto que cada cual encontrará sitios desconocidos para otros y que le sorprenderán. Aquí he detallado los míos.

¿Cuánto me puede costar este viaje?

En total, buscándolo bien y comprando comida en supermercados, por algo menos de 100€ se pueden pasar dos días en cada ciudad.

Esto es lo mínimo y sin contar vuelos. Comer en restaurantes, cervecitas, camas mejores, transporte… el precio cambia dependiendo de los gustos personales.

Desde Bremen mi siguiente destino fue Leipzig. Fue un viaje largo y sin paradas porque no me sobraban los días. Por el camino me dejé las ciudades de Hannover y Magdeburgo que me hubiera gustado visitar, pero no fue posible.

Otra vez será. Al fin y al cabo, así tengo una excusa para volver.

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