¡La mayoría de las personas no quieren ser ricas!
Esta investigación, que analiza las respuestas de más de mil personas en cada uno de los siete países que forman parte del estudio, fue encargada por el investigador de riqueza Rainer Zitelmann.
Se trata de un estudio amplio sobre las actitudes poblacionales hacia los ricos, que aparece en la edición de junio de la revista británica Economic Affairs y cuyo trabajo de campo fue realizado por la empresa Ipsos, entre otras.
Para entender de qué estamos hablando y equilibrar las respuestas, lo primero que hace el investigador es definir con claridad lo que se entiende por riqueza, ya que las posibilidades de adoptar diferentes parámetros son enormes.
Y el estudio considera riqueza cuando alguien posee más de un millón de euros además de su casa.
Más hombres que mujeres
Según las conclusiones publicadas en la revista, solo 1 de cada 4 hombres consideran que es importante o incluso muy importante para él ser rico.
Y esta proporción es significativamente menor entre las mujeres. Tanto que ni siquiera una de cada cinco (18 por ciento) considera importante o muy importante para su vida y su felicidad ser rica.
Esta diferencia entre sexos es evidente en todos y cada uno de los siete países examinados. En Alemania, Italia, EE. UU., Suecia, España, Francia y Gran Bretaña.
En todos ellos hay más hombres que mujeres a los que les gustaría ganar mucho dinero.
– “Se puede discutir durante mucho tiempo por qué es así, pero es una realidad nada novedosa el hecho de que es menos probable que las mujeres quieran hacerse ricas que los hombres”. Y añade esta socióloga e historiadora, tras analizar los resultados de la encuesta, que “es un hecho que se puede comprobar en la cantidad de visitas a los grandes portales de finanzas: las mujeres los leen con menos frecuencia”.
Diferencia por grupos de edad
Pero el sexo no es lo único que determina el anhelo de ser rico en una persona. Existe también una clara diferencia entre los distintos grupos de edad sometidos a estas encuestas.
A las personas menores de 30 años les importa mucho más hacerse ricas que a las mayores de 60.
Sólo hay una excepción a la regla general, y ocurre en España, donde la necesidad de hacerse rico es algo mayor que en el resto de países cuando limitamos el dato a las personas mayores.
En el resto, alrededor de uno de cada tres jóvenes (32 por ciento) quiere hacerse rico, mientras que entre las personas mayores ni siquiera lo desean uno de cada siete (14 por ciento).
El autor del estudio, Zitelmann, considera lógico que más jóvenes que mayores luchen por el dinero y anhelen la riqueza: “Porque los niños de la escuela primaria todavía quieren ser pilotos o astronautas, todavía tienen sueños”.
Sin embargo, con la edad, estos objetivos suelen reducirse. “Y aquellos que aún no han logrado enriquecerse a la edad de 60 años tienen menos esperanzas de que todavía funcione en los 20 años restantes”. Y están acostumbrados a vivir a su manera.
Solo el 3% considera que los ricos son honestos
Una de las explicaciones que podría tener el hecho de que ser rico no sea realmente uno de los objetivos de vida de la mayoría de las personas podría ser el concepto que la sociedad tiene de ellos.
En general, el estudio muestra que muchos de los encuestados atribuyen rasgos deficientes a las personas ricas.
Sólo 1 de cada 100 españoles o italianos considera que los ricos son honestos. Y ese dato no es mucho mejor en otros países. En Alemania solo el 3 por ciento tiene un buen concepto de los ricos. Un 6% en Suecia…
Y lo que es casi peor: El 49 por ciento de los alemanes (uno de cada dos) considera que los ricos son “codiciosos”. En Italia ese porcentaje es del 33 por ciento, en Suecia del 32 por ciento…
Mejor opinión quien conoce a un rico
Curiosamente las respuestas a las características de los ricos son mucho más positivas si el entrevistado conoce personalmente a una persona rica.
Entonces las estadísticas pueden mejorar hasta rozar el 50% de las personas que piensan que una persona rica puede ser “honesta”.
Los resultados de esta encuesta no son nada sorprendentes y vienen a confirmar un hallazgo esencial de la investigación sobre prejuicios: las personas que conocen a miembros de minorías (ya sean ricas, negras, homosexuales o musulmanas) los evalúan personalmente de manera mucho más positiva que aquellos que solo conocen a minorías a través de los medios de comunicación.
¿Somos envidiosos?
Si consideramos como envidia social el hecho de desear que un rico pague muchos más impuesto aunque yo no me beneficie de ese incremento, podríamos decir que, en promedio, la envidia social es claramente evidente en todos estos países.
Hasta el punto de que el 51 por ciento defiende que “los ricos no solo deben pagar impuestos altos, sino muy altos”. Y sólo un 32 por ciento está a favor de “impuestos no excesivamente altos”.
Los franceses serían los más ‘envidiosos’ (52%), superando a los alemanes por un punto. Mientras que en Estados Unidos (20 por ciento) y Gran Bretaña (18 por ciento) son significativamente menos envidiosos.
La teoría de la suma cero
Hay dos razones principales para la mala imagen de los ricos. Uno muy importante es la creencia en la llamada teoría de la suma cero.
En esta noción, las capas luchan entre sí por una riqueza existente que es una cantidad concreta. Eso lleva a muchas personas a pensar que si un hombre rico obtiene un euro más, quiere decir que se lo ha sacado del bolsillo a un hombre pobre.
Lo opuesto a la suma cero es la suposición de que una sociedad en su conjunto puede avanzar y aumentar el pastel. Es lo que se suele decir siempre de la economía china, que cada día aumenta la riqueza global del país.
Pero en la población general, la creencia en un juego de suma cero está muy extendida.
Tanto que así es como piensan el 51 por ciento de los italianos y españoles, el 49 por ciento de los franceses y el 48 por ciento de los alemanes, que se declaran de acuerdo con esta afirmación: “Cuanto más tienen los ricos, menos les queda a los pobres”.
Sin embargo, en Gran Bretaña (36 por ciento) y Estados Unidos (34 por ciento) los valores son significativamente más bajos.