¿En qué consiste la semana de cuatro días que pretende implantar Bélgica?
La semana laboral de cuatro días que parece estar cada vez más cerca en Bélgica, es un objetivo europeo.
Islandia, por ejemplo, probó el modelo de semana de cuatro días con compensación salarial completa en una prueba de campo a gran escala.
Y tuvieron consecuencias positivas para la productividad y el bienestar.
Tantas que pudieron comprobar que el estrés y los casos de agotamiento disminuyeron.
Y de ahí que, vistos los resultados, en estos momentos haya objetivos similares en otras partes del mundo.
La flexibilidad laboral como objetivo
Incluso en Alemania, el acuerdo de gobierno alcanzado por la nueva coalición contiene al menos un compromiso de horarios de trabajo más flexibles.
Y en el proyecto belga no hacen referencia a trabajar menos horas a cambio del mismo salario, pero sí que tienen las ideas bastante claras:
Se trata de permitir una mayor flexibilidad en la división de las horas de trabajo semanales para dar a los empleados un día libre adicional a la semana.
El primer ministro, Alexander De Croo, de los liberales flamencos, anunció el acuerdo alcanzado entre los 7 partidos belgas para iniciar las reformas necesarias del mercado laboral, con estas palabras:
“Estamos trabajando en una economía sostenible, innovadora y digital”
Semana de cuatro días con flexibilidad total
En términos concretos se trata de que los empleados tengan en el futuro la oportunidad de trabajar cada día más de lo estipulado en el contrato de trabajo para poder tomarse el quinto día libre.
Y además no se trata de encajonarlo todo entre el lunes y el viernes.
Un trabajador con una semana de 38 horas tendría que trabajar nueve horas y media durante cuatro días, los que él quiera, en lugar de las habituales 7 horas y 36 minutos durante cinco días, según calcularon funcionarios del gobierno.
Pero la posible reforma no se queda reducida a cambios en la estructura semanal.
También vacaciones flexibles
Los empleados también podrían distribuir de manera flexible sus horas de trabajo durante dos semanas.
Por ejemplo podrían trabajar hasta 45 horas una semana y luego bajar a 31 horas la semana siguiente.
El objetivo de este modelo de libertad está destinado principalmente para ayudar a los padres que viven separados.
En Bélgica, lo habitual es que las parejas se dividan el cuidado de los niños semanalmente, y con esta libertad tendrían la oportunidad de pasar más tiempo con los niños durante la semana.
Y durante las vacaciones de verano de dos meses también se les debe permitir trabajar dos semanas seguidas más, y luego dos semanas seguidas menos.
El empleador decide la semana de cuatro días
Todo lo visto está muy bien, pero existe una limitación importante cuando se trata del derecho a una mayor flexibilidad: en ambos casos, los empleados deben solicitarlo a su empleador.
También puede el empresario rechazar el horario de trabajo flexible. Pero tendrá que justificarlo.
Algo que para las pequeñas y medianas empresas debería ser relativamente fácil.
Porque rechazar la solicitud alegando el pequeño número de empleados y las tareas a distribuir, fácilmente será aceptado.
¿Acuerdo sindicatos y empresarios?
Pero la introducción de la semana de cuatro días en una empresa no solo depende de su tamaño, sino también de cómo se organizan los procesos de trabajo y quién puede asumir qué tareas.
Esta es una de las razones por las que los sindicatos y los empleadores deberían desempeñar un papel importante en la elaboración de los detalles de las nuevas normas.
En lo que contempla el proyecto belga, si un empleador ha aprobado una de las dos opciones, inicialmente tiene una vigencia de medio año, pero luego pueden prorrogarse.
Objetivo, aumentar la tasa de empleo
El gobierno está entusiasmado con la idea y dicen que el acuerdo es una contribución para devolverles a los trabajadores su “libertad”.
Pero también se trata de lograr que más personas trabajen.
Y con ello, pretenden subir el ratio que se emplea para calcular qué porcentaje de la población se encuentra trabajando activamente, con respecto al total de la población en edad de trabajar.
Es lo que se llama tasa de empleo.
Y el objetivo de los belgas es que suba, del 71,5% actual, a un 80 % en 2030
A modo de comparación: en Alemania, la tasa de empleo es de un 75,5%
Y en España estamos en un 58,65 por ciento.
En cuanto a los plazos, la idea es que el parlamento belga lo pueda aprobar antes del verano de este año.
¿Autónomos o empleados?
Otro de los grandes retos de cualquier reforma del mercado laboral en Europa son los nuevos requisitos para los trabajadores de la llamada economía colaborativa.
Son empleos como los del servicio de entregas Deliveroo, o taxis como Uber.
En ellos, de la misma manera que a los músicos se les paga por concierto, los empresarios del sector quieren pagar por entrega o servicio prestado.
Pero los trabajadores no quieren ser autónomos, sino empleados. Y hay cientos de casos ahora mismo en los tribunales de todos los países de la UE.
De momento hay unas reglas propuestas en diciembre para toda la UE, y que el gobierno de Bélgica está anticipando.
Según ellas, bajo ciertas condiciones sí se deberían clasificar inicialmente como empleados quienes trabajan para las plataformas.
Dependería de estos cinco criterios:
– El cliente es quien supervisa el trabajo
– Determina el pago de los pedidos
– Decide las horas de trabajo
– Concreta las especificaciones de la ropa
– Y les prohíbe construir su propia base de clientes.
Las plataformas tienen que demostrar lo contrario si quieren cambiar de estatus.