Debate: ¿El turismo puede ser bueno para el medio ambiente?
En África, como en muchas otras partes del mundo, el turismo aporta riqueza y empleo a poblaciones locales. Pero además de eso, mientras que en lugares como España gran parte del turismo solo busca sol, playa y fiesta, en África la mayoría de los turistas buscan naturaleza salvaje.
Ver a los gorilas de espalda plateada en Virunga. Disfrutar del maravilloso espectáculo del Delta del Okavango. Hacer un safari entre leones, jirafas y elefantes en el Kruger de Sudáfrica o el Serengueti de Tanzania. Esto es lo más demandado del turismo africano.
Pero muchos podríamos pensar que esta actividad es mala para los animales. Al final, la llegada de personas, con sus coches, sus carreteras y su ruido, no es adecuada para las especies que viven alejadas del mundo humano.
¿El turismo tiene ventajas?
Sin embargo, durante décadas se viene demostrando que el turismo es una actividad ideal para la conservación.
En las ciudades cercanas a los Parques Nacionales las personas encuentran otra fuente de ingresos.
Para muchos es un trabajo mucho mejor hacer de guía turístico o vender refrescos que quemar selva para cultivar fruta.
Mediante el turismo y otras actividades como la investigación, los locales entienden que un ecosistema bien preservado es una fuente de ingresos y deciden cuidar la selva y no matar animales salvajes.
Y, por supuesto, la llegada de turistas supone una entrada de dinero enorme para organismos como los Parques Nacionales.
En algunos casos, el 90% de todo el presupuesto de un Parque Nacional puede proceder de las entradas que los turistas pagan.
Las zonas turísticas protegidas también cuentan con más rangers, que es como se llama el personal encargado de defender a los animales frente a los cazadores furtivos.
Es una aportación tan importante que la caza ilegal en Parques Nacionales bien controlados es mucho menor que en los lugares donde no hay turismo.
Como consecuencia global, las áreas turísticas tienen unos ecosistemas mucho más sanos.
A la vez que sirven de escaparate para que podamos ver animales y plantas únicos, los protegen y dan riqueza a los habitantes de su alrededor.
Hay que tener medidas de control
El turismo tiene que estar bien enfocado y ser respetuoso. Debe centrarse en los ecosistemas, ser ecoturismo.
Si cambia el interés de los visitantes, cambiará el interés de los habitantes y los ecosistemas estarán en peligro. Es importante continuar promocionando la belleza natural.
Además existen peligros para los animales derivados del contacto más estrecho con las personas.
Los humanos llevamos con nosotros enfermedades que podrían resultar muy peligrosas para otros animales.
Los Parques Nacionales o las organizaciones pertinentes deben ser cuidadosos e implementar medidas de higiene estrictas: no arrojar basura, no acercarse demasiado a los animales…
De lo contrario, podrían aparecer epidemias en animales que pusieran en peligro incluso su supervivencia como especie.
También hay que tener cuidado con la masificación. La entrada ingente de visitantes sin duda puede deteriorar el ecosistema.
Pero los dirigentes locales conocen bien los efectos negativos que tendría sobre su propia economía actuar irresponsablemente y, aunque solo sea por esto, deciden aplicar medidas de conservación.
Por todo esto el turismo en África es, sin duda, una actividad beneficiosa para la conservación. Y tal vez su mayor problema sea que no está suficientemente extendido.
El ejemplo de Zambia
Zambia, por ejemplo, cuenta oficialmente con 20 Parques Nacionales. Sin embargo, no todos están siendo utilizados turísticamente.
De los 20 parques, cinco están sin infraestructuras ni cuidados, lo que conlleva que haya muy poca biodiversidad. Los cazadores tienen allí vía libre y no hay programas de cría, reintroducción ni conservación.
Además, otros parques han sido semi-abandonados porque se ha dado importancia a los Parques Nacionales más cercanos.
En total, solo ocho de los 20 parques tienen cuidados, y por tanto buenos niveles de conservación.
La promoción turística y la mejora de los accesos tendrían como consecuencia no solo la mejora de vida para todas las personas que vivan en esos terrenos, sino que también conllevaría un potenciamiento de la vida salvaje.
A pesar de todos estos beneficios, el turismo es una actividad frágil sobre la que sustentar toda la economía.
Durante el último año y medio hemos visto cómo el turismo global se ha frenado, con terribles consecuencias para muchos.
En África, la pandemia cortó en seco este aporte de dinero. Muchos trabajadores, de forma directa o indirecta, se han quedado sin empleo. La práctica totalidad de los Parques Nacionales de África han tenido que reducir la plantilla.
Y esto tiene un efecto negativo en la conservación de los ecosistemas.
Ya se han observado aumentos significativos de caza furtiva debido a que los Parques Nacionales tienen mucho menos personal para atenderlos.
Esperemos que, por el bien del medio ambiente, que es el bien de todos, el turismo en África se normalice otra vez, lo antes posible.