Así despidieron a la mujer que convirtió Alemania en “La Comarca” de Tolkien
Cuenta una periodista alemana que en el centro de Berlín hay una valla publicitaria gigante en la que se ven un par de manos dispuestas en forma de diamante frente a un torso femenino vestido con una chaqueta verde.
Y el cartel tiene escritas dos palabras: “Tschüss Mutti”. Que signifca “Adiós, mami”.
No hay nada más. Y no hace falta. Los alemanes no necesitan un rostro para saber de quién se trata.
Han pasado 16 años y el país siente ahora una mayoritaria nostalgia cariñosa. No absoluta, claro. Porque también hay gente cansada, otros enfadados… y un sentimiento general de inquietud nerviosa por pasar página y empezar de nuevo.
Pero en lo que todos coinciden es en que la Alemania que construyó Merkel está lista para seguir adelante.
Y ella, que nunca buscó elogios, prepara su adiós con sus virtudes de siempre: cautela, consistencia, firmeza y diligencia.
Un mandato difícil
A pesar de su calma habitual, su tiempo no ha estado exento de tumultos. Le tocó lidiar con la crisis financiera de 2008, la crisis migratoria de 2015 y, por supuesto, la pandemia, entre otras.
Además, escribía ayer el New York Times,
- “Fue capaz de negociar una tregua, aunque frágil, entre Rusia y Ucrania. Ayudó a negociar el Brexit. Y vio a Donald Trump ir y venir. Cada evento tenía el potencial de romper el mundo. Pero en parte gracias a Merkel, ninguno lo hizo”.
Su papel en estas crisis sigue siendo objeto de debate. Muchos progresistas la critican y algunos correligionarios tampoco acaban de estar de acuerdo.
Porque Merkel fue conservadora en el mejor sentido de la palabra. Conservando la prosperidad, la cohesión y el propósito del país. Como también han dicho de ella, “su gran logro no fue lo que construyó, sino lo que logró conservar”.
Y además fue capaz de grandes logros:
- El superávit de exportación alemán alcanzó un máximo histórico.
- El PIB alcanzó un máximo histórico en 2019.
Pecados de omisión
Pero esa conservación que comenzó como virtud, llegó un punto en el que para muchos se convirtió en estancamiento.
Por eso el historiador británico. Timothy Garton, los ha definido como “pecados de omisión”.
Entre los principales pecados estarían:
El acuerdo de 2016 con Turquía para acoger refugiados. La medida puso fin a la crisis migratoria de un año, pero difícilmente es una solución sostenible, ni para Turquía, ni para Europa.
El problema sigue vivo y se puede agravar ahora con la situación de Afganistán.
La crisis de la deuda del euro. Su manejo ayudó a asegurar el futuro de Europa, pero a costa de dejar que los países del sur sigan sobreendeudados y la unión monetaria desequilibrada.
Su enfoque conciliador hacia Rusia, sobre todo sobre el controvertido gasoducto, que cada día parece más insostenible.
¿Convirtió Alemania en La Comarca de El Señor de los Anillos?
La idea es de Ursula Weidenfeld, periodista de economía y autora de una biografía reciente de la canciller, en la que compara la Alemania de Merkel con “La Comarca” en El señor de los anillos de JRR Tolkien. “
- “Pacífica y próspera, reconfortante a la antigua, satisfecha de sí misma hasta el punto de estar llena de ilusión, y también aparentemente ingenua, de una manera agradable pero desconcertante”.
Merkel protegió a “La Comarca”, que es lo que los alemanes esperaban de ella y la razón por la que ganó cuatro elecciones seguidas.
Dicen los expertos que en un futuro no muy lejano habrá muchos momentos en los que los alemanes extrañarán dolorosamente a Angela Merkel. Y sin embargo, aseguran, ha llegado el momento: “Tschüss Mutti”.
Y ahora ¿Qué va a hacer Merkel?
Lo ha dicho mil veces. Cuando pase el domingo 26, el día de las elecciones, la canciller quiere dedicarse a descansar y a leer. Aunque para ello tendrá que esperar unas semanas, probablemente hasta final de año, para hacer lo que en España llamaríamos una sucesión ordenada.
Leer y dormir un poco más
En julio, durante una visita a Washington, se le preguntó a Angela Merkel cómo se imaginaba su retiro. Y en su respuesta dejó entrever que primero quería tomarse una pausa y no aceptar invitaciones.
Dijo también que tendrá que acostumbrarse a que sean otros los que hagan su trabajo de hoy, pero no se escondió y dijo: “Creo que eso me va a gustar mucho”.
Luego, declaró en la misma entrevista, “quiero dedicarme a pensar en lo que realmente me interesa”.
Y añadió:
- “Después trataré tal vez de leer, y se me cerrarán los ojos, porque estoy cansada. Entonces trataré de dormir un poco, y luego veremos dónde aparezco”.
¿Será un “Miss Merkel” de Agatha Christie?
Así es como la ha visto David Safier, que ha escrito una novela de humor en la que “Miss Merkel” (inspirada en el personaje de Agatha Christie, Miss Marple) se muda al campo, a su casa de vacaciones en Brandeburgo, y allí se dedica a pasear y a hornear pasteles.
Económicamente no tendrá problemas, porque su jubilación le permitirá ingresar unos 15.000 euros mensuales, tal y como se puede ver, con 5 decimales, en la Ley Ministerial de la Nación, de 1953.
A eso se le suma una oficina propia en el Parlamento, junto con una persona responsable de la oficina, más dos asesores técnicos y un mecanógrafo. Y coche con Chófer durante un tiempo.
¿Dónde? El trabajo de su marido la atará a Berlín
No lo sabemos porque ella no ha dicho nunca dónde piensa vivir, pero lo más probable es que se quede junto a su marido, en la misma casa en la que ha vivido mientras era presidenta,
Su esposo, el químico cuántico Joachim Sauer, todavía no piensa jubilarse. Y aunque es profesor emérito en la Universidad Humboldt de Berlín, al científico de 72 años le prolongaron su contrato como investigador senior hasta 2022.