Cuatro minutos para entender qué son los “Papeles de Pandora”
Desde los informes militares sobre la guerra en Afganistán revelados por Wikileaks en 2010, hasta las recientes publicaciones del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), la última década está marcada por las filtraciones a gran escala de documentos confidenciales. Y los “Papeles de Pandora” son una nueva entrega.
Con el marchamo de secretos, irregularidades, apaños… esta nueva investigación que ahora se hace pública pone el foco en sospechosas ganancias financieras que habrían favorecido a algunas de las mayores fortunas del mundo.
12 millones de documentos
Es una nueva entrega que el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) comenzó a publicar el pasado domingo, después de revisar 12 millones de documentos confidenciales obtenidos de una fuente anónima.
Documentos que revelan un número incalculable de malversaciones, entre 1996 y 2020, y tienen como principal atractivo que benefician, en particular, a ciertos líderes políticos y personajes públicos.
Están involucradas 14 firmas especializadas en la creación de empresas ficticias y acuerdos financieros. Y la palabra más repetida es, opacidad.
Porque justamente eso es lo que permiten los centros financieros de determinados paraísos fiscales.
Lugares donde los más ricos pueden ocultar beneficios o blanquear capitales garantizando su anonimato. Y además lo hacen “de generación en generación”, tal y como dice uno de los socios del ICIJ, el periódico francés Le Monde.
¿Quién aparece en los papeles?
Según datos facilitados por ICIJ, en los “Papeles de Pandora” aparecen nada menos que 300 funcionarios públicos, quince importantes figuras políticas en el cargo, 35 jefes de Estado actuales o pasados, 130 multimillonarios y también estrellas populares del mundo de la canción, el deporte o la moda.
Políticos de más de 90 países entre los que podríamos citar la República Checa, Congo, Malta, Francia, Reino Unido…
Mandatarios con nombre y apellidos
Uno de los protagonistas de estos papeles es el rey Abdullah II de Jordania, del que desvelan que disfruta de cerca de quince residencias de lujo en Reino Unido y Estados Unidos obtenidas a través de una treintena de empresas-pantalla, empresas ficticias, con sede en las Islas Vírgenes Británicas y Panamá.
La lista de políticos hecha pública por este consorcio también acusa a siete presidentes, como por ejemplo el chipriota Nicos Anastasiades, el congoleño Denis Sassou Nguesso, el de Ecuador, Guillermo Lasso, el de Chile, Sebastián Piñera, y el de República Dominicana, Luis Abidaner. Aunque ellos, y otros muchos, ya han negado las acusaciones.
También habría que sumar a los ex presidentes de Colombia César Gaviria y Andrés Pastrana y el peruano Pedro Pablo Kuczynski.
No faltan en esta lista los nombres de cuatro primeros ministros en funciones, como Andrej Babis, actual primer ministro checo, al que acusan de ser propietario de 40.000 m² no declarados en el sur de Francia. O el actual primer ministro libanés Najib Mikati, del que aseguran que utilizó una empresa panameña para adquirir una propiedad en Mónaco.
Tampoco se libran personajes tan importantes como el ex primer ministro británico Tony Blair, al que acusan de ahorrarse cerca de 400.000 euros de impuestos en la compra de un edificio en Londres gracias a una empresa con sede en las Islas Vírgenes Británicas.
¿Y los no políticos?
No son tantos, pero son más conocidos.
Aparecen en los papeles el cantante inglés Elton John, la cantante colombiana Shakira, la ex top model alemana Claudia Schiffer, el ex piloto canadiense de Fórmula 1 Jacques Villeneuve o el cantante español Julio Iglesias.
¿Cuáles son las consecuencias de estas revelaciones?
En la mayoría de los países, los hechos sacados a la luz por los “Papeles de Pandora”, igual que ocurrió con los “Papeles de Panamá”, por muy impactantes que resulten no son delito.
Pero sí que sirven para demostrar la falsedad de la retórica anticorrupción de algunos líderes políticos. Y esa contradicción con la realidad sí tiene un alcance democrático.
En esa línea podemos recordar cómo los “Papeles de Panamá” provocaron protestas tan grandes como las que “obligaron” a dimitir, entre otros, al primer ministro de Islandia, Sigmundur David Gunnlaugsson, cuya investigación reveló que era dueño de una empresa fantasma a su nombre.
También viene a confirmar esta nueva entrega que las denuncias públicas no surten el efecto esperado y el mundo de las finanzas internacionales con sus paraísos fiscales y sus empresas-fantasma ha seguido prosperando.